
Durante la celebración, el fundador y moderador general de la Comunidad, Moysés Azevedo, explicó que el objetivo de reunir miembros de varias regiones de Brasil y del mundo entero era “mantenerse en un solo corazón y una sola alma”. Moysés también predicó en el retiro. Al evento asistieron responsables locales de más de 65 Diócesis de Brasil y de otros países, coordinadores de sectores del Gobierno General (Diaconía de Aquiraz), y algunos miembros invitados de las comunidades de Vida y Alianza.
Gratitud por la misericordia
En su homilía, padre Silvio Scopel resaltó que era momento de dar gracias a Dios por el Carisma Shalom y porque el Señor constituyó un pueblo de misioneros para la santificación del mundo y la edificación de la Iglesia. “Hoy celebramos la victoria de la misericordia de Dios”, dijo. Colocó como intención de la Santa Misa a todos los miembros de la Comunidad y de los grupos de oración para que el Señor los visite y renueve en ellos su presencia y acción. Para los hermanos que sirven como responsables, padre Sílvio destacó que hay esperanza sobre las cargas pesadas, las decepciones que afligen el corazón delante de los desafíos. “La misericordia es la esperanza que no engaña porque el amor de Dios nos espera antes de que esperemos nosotros por Él”.

San Agustín
La liturgia del día hizo memoria de San Agustín, que tuvo una vida que da testimonio de la victoria de la misericordia de Dios, de acuerdo con Padre Silvio. “Dios venció en la vida de un hombre y vence en la vida de las personas por la misericordia”, destacó. San Agustín era un joven inteligente que se interesaba por la verdad y se sentía atraído por la belleza. Procuró lo bello de muchas formas, en el placer de la carne, en el conocimiento, en la retórica, en el agnosticismo. Al encontrarse con San Ambrosio y la elocuencia de sus discursos, “fue encontrado por la Belleza”, por la belleza de Cristo. Pero la mudanza de vida de San Agustín no fue rápida. Al mismo tiempo que se sentía atraído por la belleza de Dios, también se perdía delante de los llamados del mundo. San Ambrosio motivó que Agustín se apoyase en la gracia que se manifiesta por nosotros en medio de la misericordia. “Ese Dios misericordioso, amoroso nos da la gracia para progresar en la santidad”.
Padre Sílvio comparó la victoria de la misericordia en la vida de Agustín con el texto de la primera lectura de San Pablo en que exhorta a la comunidad de Tesalónica a crecer en la santidad. “No es de forma automática, por eso Dios tiene paciencia con nosotros. La santidad es un proceso progresivo”. Pero, como las vírgenes prudentes del Evangelio, necesitamos dejarnos iluminar por la luz de Dios, caminando con el esposo hasta el lugar de las nupcias, dijo.
Traducido del portugués por María José Aguilar

